EL LENGUAJE DE LAS EMOCIONES. Aprender a nombrar lo que sentimos.

Con esta entrada comenzamos un nuevo apartado en nuestro blog al que hemos llamado PSICOLOSOLUCIONES. En estos artículos trataremos temas prácticos encaminados e incrementar nuestro bienestar y seguir creciendo, con recomendaciones para poner en práctica que nos ayuden a mejorar nuestra calidad de vida. Esperamos que sean de vuestro agrado. Gracias por llegar hasta aquí.

Ser capaces de nombrar nuestras emociones

¿Existe lo que no somos capaces de nombrar? En la novela 1984, la sociedad futura creada por George Orwell, además de espiar a sus habitantes mediante las cámaras de un Gran Hermano, había inventado una neolengua, de ella eran suprimidas todas las palabras que podían transformar el sistema, hacer evolucionar la sociedad más allá del estado totalitario en el que se encontraba. En palabras de Wittgenstein, “el lenguaje es el mapa de la realidad”. Sin las palabras correctas nos perdemos en el tejido de lo real. Es por esto que los teóricos de la Inteligencia Emocional mencionan, como parte fundamental de la misma, el ser capaces de reconocer y nombrar nuestras emociones. Esto nos hace más capaces de manejarlas, promueve nuestro autoconocimiento y nos convierte en mejores y más orientados navegantes del universo afectivo

bebe emociones

“No es lo mismo decir que estamos alegres que felices, orgullosos, aliviados…”

Observe la lista más abajo. Trate de verbalizar qué emociones ha experimentado desde que ha comenzado el día. Fíjese en la amplia gama de sutilezas posibles. No es lo mismo decir que estamos alegres, que estamos orgullosos, que algo nos deleita, que ha sido divertido o que nos sentimos aliviados

Emociones primarias

  • Enojo: cólera, mal genio, atropello, fastidio, molestia, furia, resentimiento, hostilidad, animadversión, impaciencia, indignación, ira, irritabilidad, violencia y odio patológico.
  • Alegría: disfrute, felicidad, alivio, capricho, extravagancia, deleite, dicha, diversión, estremecimiento, éxtasis, gratificación, orgullo, placer sensual, satisfacción y manía patológica.
  • Miedo: ansiedad, desconfianza, fobia, nerviosismo, inquietud, terror, preocupación, aprehensión, remordimiento, sospecha, pavor y pánico patológico.
  • Tristeza: aflicción, autocompasión, melancolía, desaliento, desesperanza, pena, duelo, soledad, depresión y nostalgia.

Emociones secundarias (posteriores evolutivamente)

  • Amor: aceptación, adoración, afinidad, amabilidad, amor desinteresado, caridad, confianza, devoción, dedicación, gentileza y amor obsesivo.
  • Sorpresa: asombro, estupefacción, maravilla y shock.
  • Vergüenza: arrepentimiento, humillación, mortificación, pena, remordimiento, culpa y vergüenza.
  • Aversión: repulsión, asco, desdén, desprecio, menosprecio y animadversión

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“Los esquimales tienen 20 vocablos para nieve”.

Del mismo modo que los esquimales, como suele decirse, poseen más de veinte vocablos para el término «nieve», según los diferentes matices de la misma, nuestras emociones pueden ser referidas de una increíble variedad de formas dependiendo de las ligeras peculiaridades de cada una. El esquimal distingue las variedades de nieve porque vive en ella, la observa cotidianamente, es parte de su vida. Si hacemos parte de nuestra vida el mundo emocional y lo habitamos con consciencia, prestándolo atención, nuestra capacidad de distinguir, perfilar, matizar, tal y como les sucede a los esquimales, también se enriquecerá.


 

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